viernes, 17 de septiembre de 2010

La chica que lee Cosmopolitan en el Tren Roca

Te veo ahí sentada en el tren. Y yo parada.

No me da bronca porque elegí ir parada, elegí no esperar el siguiente tren. Te veo ahí y me da un poco de culpa que con mi bolso abultado te molesto. Pero bueno, no puedo hacer otra cosa, el pasillo del tren no da mucho espacio.

Veo que sacás una revista. ¿Será una revista de música, de esas que tanto me gustan?... Y de repente el horror: Es Cosmopolitan. Una nota vacía de contenido tras otra. ¿No te das cuenta de que las notas deben ser inventadas? ¿No te imaginás, como yo, la redacción de esa revista, llena de mujeres y hombres bien vestidos, bien maquillados, bien peinados, que gastan tanto tiempo en eso que no les da tiempo de ser periodistas de verdad? O, pobres, que no pudieron conseguir otro trabajo mejor, escribiendo de verdad notas de interés cultural, artístico, social... O algún tipo de interés en absoluto. 

Ok, no tendría que estar chusmeando lo que leen los demás, pero es inevitable el torbellino de ideas que se avecina en cuanto lo veo.

¿De verdad tenés que leer eso para saber cómo vestirte? Yo también puedo ser superficial, mirá: Tu ropa ni se asemeja, ni se asemejará a la de la revista. Y no está mal. Pero sentite orgullosa de tu ropa de clase media, que no vale lo que las de la revista. Que no vale la comida de gente que se muere de hambre. No busques en revistas huecas: bolsos, carteras, zapatos, vestidos, tipos... Que nunca vas a tener. Es así. ¿Injusto? Puede ser. Pero real.

¿De verdad tenés que leer eso para saber cómo retener a tu novio o conseguir pareja? No hay receta probada en el mundo para eso. Y mucho menos una revista sexista que se dice "para mujeres" te va a dar la respuesta. ¿No lo pensaste nunca?

Y aunque yo esté parada, y súper incómoda no me importa. TENGO que sacar del bolso el libro que estoy leyendo. Nadie va a percatarse, pero no me importa. Me siento orgullosa de estar leyendo una biografía de un periodista en serio, que tuvo que empezar a escribir notas de farándula para ganarse la vida pero nunca quiso quedarse allí. Porque sabía que pasarse la vida escribiendo eso, no es vida. Y porque sabía que pasarse la vida leyendo esas notas vacías es mucho peor.

La libertad de información es así: vos tenés derecho a leer Cosmopolitan y yo tengo la suerte de poder leer otras cosas que llenan mi mente y mi espíritu.

Nota: A veces puedo ser extremista, lo sé.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Una nota no se termina, se abandona

"Osvaldo Soriano explicaba, con su acostumbrada sencillez, que una nota no se termina, se abandona. De lo contrario, uno la reescribiría una y otra vez, como yo haría con esta nota. Como todo inconformista. Como todo periodista".
 
Diego Shurman - “Ser periodista es no conformarse”
Revista EL CRUCE - Septiembre 2010